Mientras el Vaticano mantiene un silencio absoluto, las señales internas apuntan a que ya se está preparando el terreno para el próximo cónclave. La Capilla Sixtina, ese espacio cargado de historia y simbolismo, será nuevamente el escenario donde se decidirá el futuro de la Iglesia Católica. Detrás de las paredes vaticanas se mueven fichas clave y se tejen alianzas en torno a un interrogante central: ¿quién será el sucesor del Papa Francisco?
La próxima elección papal no será solo un trámite institucional. Será una batalla política y teológica entre dos visiones de Iglesia: una que quiere profundizar el legado reformista e inclusivo de Jorge Bergoglio, y otra que busca recuperar una línea más conservadora y tradicional. En ese cruce de caminos, dos nombres emergen con fuerza como los principales contendientes: el cardenal Matteo Zuppi y el cardenal Pietro Parolin.
Zuppi, de 68 años, actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y arzobispo de Bolonia, es considerado uno de los “hijos políticos” de Francisco. Con un perfil pastoral y dialoguista, ha sido un activo promotor de una Iglesia más cercana a los pobres, las periferias y el diálogo interreligioso. Su cercanía con el Papa y su protagonismo en temas sociales lo colocan como favorito para continuar el rumbo transformador que marcó Bergoglio desde 2013.
Del otro lado se encuentra Parolin, de 70 años, Secretario de Estado del Vaticano y experimentado diplomático. Fue una pieza clave durante el papado de Francisco, sobre todo en la organización de viajes internacionales y acuerdos bilaterales, y es visto como un hábil articulador del poder eclesiástico. Aunque no abiertamente conservador, Parolin representa una figura más institucional, en sintonía con sectores de la curia romana que miran con recelo algunos cambios impulsados por el actual pontífice.
La posibilidad de que el próximo Papa vuelva a ser italiano —algo que no sucede desde Juan Pablo I en 1978— también encierra implicancias geopolíticas. La estrecha relación entre Francisco y la primera ministra Giorgia Meloni alimenta especulaciones sobre un eventual apoyo político a una conducción vaticana que hable en italiano y se alinee con ciertos intereses estratégicos europeos.
Pero no todo se reduce a Italia. Entre los posibles sucesores también se mencionan nombres que reflejan el proceso de "periferización" que impulsó Francisco en los últimos años. Uno de ellos es el cardenal Robert Sarah, originario de Guinea, ex prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Su elección marcaría un hecho inédito: sería el primer Papa africano y negro de la historia moderna. Competidor directo en ese plano es Peter Turkson, de Ghana, otro candidato con peso propio y amplia trayectoria dentro del Vaticano.
También se barajan otras figuras como el canadiense Marc Ouellet, ex responsable de la oficina de obispos del Vaticano, el filipino Luis Antonio Tagle, referente del catolicismo asiático y muy cercano al Papa, y el austríaco Christoph Schönborn, de 80 años, respetado teólogo y exalumno de Benedicto XVI, quien podría atraer el voto de los sectores más conservadores.
La clave de esta elección estará en el Colegio Cardenalicio, el órgano compuesto por todos los cardenales del mundo, de los cuales 138 tienen hoy derecho a voto por ser menores de 80 años. De ellos, 110 fueron designados por Francisco, lo que podría dar al sector reformista una ventaja decisiva. Para elegir al nuevo Papa se requiere una mayoría de dos tercios, por lo que cada alianza y cada voto contarán.
Una fuente vaticana que sigue de cerca la dinámica interna del Vaticano asegura que “la estrategia de Francisco en la composición del Colegio Cardenalicio fue quirúrgica: universalizó, descentralizó y sembró influencias en ciudades periféricas tanto del sur global como de Europa. No se limitó a elegir cardenales en capitales, sino en diócesis históricas menos visibles pero estratégicamente relevantes”.
Ese diseño no fue casual. En los 12 años de su pontificado, Francisco trabajó pacientemente para garantizar que su legado no se diluya tras su partida. Designó a cardenales que reflejan su mirada de una Iglesia inclusiva, descentralizada y misionera, con fuerte anclaje en las periferias geográficas y existenciales.
Las próximas horas y días serán decisivas. El cónclave que se avecina pondrá a prueba no solo a los candidatos, sino a la estructura eclesial que Francisco edificó con paciencia y visión. La elección del nuevo Papa será más que una sucesión: será un referéndum sobre el futuro de la Iglesia Católica en el siglo XXI.
Parolin y Zuppi, las dos manos derechas de Francisco, se pelean por la sucesión papal

Redacción Enroscados21/04/2025
Los dos cardenales más leales a Francisco tendrían los dos tercios para votar al sucesor pero el fuego cruzado entre ellos lleva incertidumbre al cónclave papal.