El clima en el búnker de Javier Milei era de pura euforia en el Hotel Libertador, en pleno centro de Buenos Aires. Apenas se anunció el primer conteo de resultados oficiales, el ambiente estalló en gritos y festejos, marcando un nuevo capítulo en la historia política de la Ciudad. A lo largo de la jornada, se palpaba un sentimiento de confianza entre los presentes, quienes ya anticipaban un buen resultado. Sin embargo, la certeza llegó con los resultados: Milei logró más de 30 puntos en las elecciones, arrasando no solo con el PRO, sino también con las expectativas del peronismo. En un análisis posterior, el Presidente declaró que la jornada había sido “extremadamente positiva” y aseguró que al fin habían tomado el bastión amarillo, que había dominado durante años.
El búnker, que ya se había consolidado como un epicentro de festejos libertarios, vivió momentos de verdadera algarabía. “Le arrebatamos el bastión a los amarillos pese a toda la campaña sucia que hicieron”, enfatizó Milei, mientras los seguidores lo vitoreaban. Aunque algunos mandos dentro del partido ya habían pronosticado un resultado favorable, la dimensión del triunfo sorprendió a muchos, sobre todo al PRO, que no logró superar los 16 puntos en su propio terreno, un verdadero fracaso que marcó un quiebre histórico.
La estrategia libertaria consistió en perfilarse como la principal alternativa al kirchnerismo, un objetivo que consideran logrado tras estos resultados. Desde su llegada, Milei se comportó como un líder decidido, reafirmando su postura con una frase que resonó en el salón Grand Bourg: “pintamos de violeta el bastión amarillo”, una clara alusión a la derrota de sus adversarios. “Podía salir mal, pero fue la estrategia y salió bien”, comentaron algunos de sus cercanos con un aire de satisfacción.
A medida que la noche avanzaba, algunos funcionarios no ocultaron su radicalismo. “Mauricio Macri está muerto”, expresó un alto miembro del partido al ver los primeros datos del escrutinio, marcando un nuevo rumbo en la política de alianzas. La idea, según se recogió entre ellos, es reclutar a figuras del PRO, pero con un matiz: “tienen que pintarse de violeta”, clamaban en un tono desafiante.
En la cúpula de La Libertad Avanza, los discursos de celebración fueron claros, con un mensaje contundente para sus aliados y opositores. “Invitamos a dejar los egoísmos de lado y sumarse a esto que se llama La Libertad Avanza”, sentenció Manuel Adorni, reflejando el deseo de unir esfuerzos para enfrentar al kirchnerismo. Esta consigna se agravó con el análisis de cómo se relacionarían con el PRO a futuro.
A pesar de la alegría colectiva, las versiones sobre futuras alianzas y negociaciones no se hicieron esperar. Aunque hubo un llamado a la colaboración, altos asesores del gobierno afirmaron que no se intensificarían las conversaciones con el PRO, ya que consideran a Macri un líder vencido y sin capacidad de negociación, lo que sugiere un cambio de paradigma en la política nacional.
Este triunfo también marcó un avance notorio para Karina Milei, quien fue reconocida por su rol en comunicación durante la campaña. Aunque siempre ha sido la sombra de su hermano, esta victoria la posiciona firmemente ante cualquier cuestionamiento dentro del partido. “Este resultado le permitirá obtener el respeto que merece de los demás”, afirmaron cerca de ella, posicionando a Karina como una figura fuerte en el nuevo escenario político.
Finalmente, el búnker cerró sus puertas con la certeza de que una nueva era se avecina en la política de la Ciudad de Buenos Aires, mientras los libertarios disfrutan de su conquista y ajustan su estrategia para el futuro próximo, dejando en claro que la batalla por el corazón político del país recién comienza.